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Aprender con las manos

Robots que cosechan manzanas y cerezas en la semifinal de la Robocat

La competición de robótica educativa promueve el aprendizaje competencial y la resolución de problemas.
Visitamos la semifinal de la Robocat, celebrada en la sede del TecnoCampus UPF de Mataró
11 de mayo de 2023 –
 Gemma Castanyer

Construir un robot que sea capaz de poner calabazas adentro un recipiente, cosechar cerezas y coger manzanas del árbol sin que caiga un huevo que han colocado encima. Este es el reto que intentaron superar los 32 equipos participantes en la semifinal de la Robocat, celebrada en la sede del TecnoCampus UPF de Mataró el pasado 5 de mayo de 2023. Impulsada por la entidad sin ánimo de lucro El Racó dels Robotaires, la Robocat es una competición de robótica educativa, abierta y libre, que promueve el aprendizaje en robótica y programación entre niños y adolescentes: “Queremos que el alumnado aprenda a encontrar soluciones a través del pensamiento computacional construyendo un widget con montaje y software libre, sin que haya materiales predeterminados. Esto hace que sea un concurso muy inclusivo”, apunta el doctor Marco A. Rodríguez, coordinador del acontecimiento de Mataró y docente al TecnoCampus UPF

Venidos de escuelas e institutos de la demarcación Vallès-Maresme, los equipos miembros pusieron a prueba sus máquinas entre nervios y deliberaciones de última hora. El objetivo a lograr era prácticamente imposible a pesar de que los grupos podían ganar puntos haciendo alianzas con contrincantes o cumpliendo algunos de los desafíos planteados: “Está bien que sea un reto que no se pueda conseguir porque así hacen volar más la imaginación. Además, valoramos muy positivamente los acuerdos entre los equipos para rebajar el nivel de competitividad”, subscribe Rodríguez.

Del dibujo al robot

Para poder formar parte de la 7.ª edición de la Robocat los concursantes han tenido que diseñar, construir y programar un robot que ofrezca soluciones prácticas con relación a uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en esta ocasión, la agricultura sostenible. Blai y Carl (15 y 16 años) son del Instituto Menéndez y Pelayo de Barcelona y han elaborado un robot con cuerdas, cartón, PVC y piezas de plástico imprimidas en 3D. “Nos gusta mucho la robótica y quedábamos los viernes por la tarde para hacer el robot. Primero tuvimos la idea, la dibujamos y después lo hemos construido. Con cajas de cartón hemos hecho un recipiente donde caen las manzanas y las cerezas, y hemos diseñado un palo que funciona con un giroscopio porque el robot se enganche al árbol”, explican.

Los robots de esta edición tienen que ofrecer soluciones prácticas enfocadas al desarrollo sostenible

Por sorpresa de los dos, el invento de los jóvenes barceloneses ha conseguido superar muchas más pruebas de las que imaginaban: “Hemos quedado muy arriba a la clasificación, esto nos abre las puertas para llegar a la gran final”, explican. A tocar de su mesa, otro grupo de 1.º de Bachillerato del Instituto Aiguaviva de Mollet del Vallès mira de resolver algunos de las trabas con los cuales se han encontrado: “Nuestro robot es preciso, pero va muy lento. Solo consigue coger una cereza”, explica Andrés. La cooperación, la perseverancia, el trabajo en equipo o el ensayo- error son algunos de los valores que fomenta esta competición y que los jóvenes han tenido que poner en práctica: “Cuándo ha habido que pasar de un brazo a un palo fijo hemos tenido muchos problemas porque ha habido que ajustar las medidas muchas veces. No nos encajaba”, comenta Andrés.

Estrenarse en una competición de robótica

En esta edición la participación en la semifinal de la Robocat de Mataró ha duplicado el número de equipos respecto al año pasado. Una noticia que encajan muy positivamente los organizadores que celebran que participen muchos más centros de la capital del Maresme. Un ejemplo es el alumnado de 6.º de primaria de la escuela Rocafonda que han elaborado su invento a partir de una caja de Lego Spike. Su tutora Andrea Torres, valora el diálogo y cooperación que han mantenido los niños y niñas durante el desarrollo del proyecto: “La competición, en el fondo, ha sido una excusa. Los he visto muy motivados y competentes en la hora de resolver problemas”, destaca.

 

La escuela Hamelin-Laie International School, ubicada en Montgat, también era la primera vez que participaba en una competición de estas características. Los alumnos, de 4.º de ESO, han sido dos trimestres desarrollando su widget utilizando componentes electrónicos, piezas de Lego, cartón, cola o materiales imprimidos en 3D: “Este es un problema con múltiples soluciones por eso los resultados que vemos son tan diversos. En la escuela en general tienen un problema con una solución mucho más acotada”, explica la titular de tecnología del centro Mar Sánchez. Poder llegar a un resultado no preestablecido ha sido uno de los aspectos que más valoran desde el centro, junto con la autonomía, la constancia y el trabajo en equipo que han tenido que practicar los jóvenes: “Han repetido y repetido hasta que les ha salido, en cuanto a la perseverancia no podemos pedir más”, concluye.

¿Qué fomenta la Robocat?

  1. Vocaciones STEAM
  2. Igualdad de oportunidades
  3. Sostenibilidad
  4. Alfabetización digital
  5. Compromiso con el medio ambiente
  6. Reducir la brecha de género en la robótica
  7. Robótica libre
  8. Cooperación entre agentes en I+D+I
  9. Campeonato multidisciplinario
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