El primer día de la escuela a menudo llega con una mezcla de expectativas, emociones y nervios. Como docentes, es natural pensar e imaginar todos los escenarios e imprevistos que pueden presentarse a lo largo del curso, pero, si una cosa tiene que centrar nuestros esfuerzos durante estos primeros compases académicos, es, sin duda, conectar con los alumnos desde un buen principio y que estos se sientan acogidos y motivados una vez vuelven al aula.
Aquí tienes cinco consejos que puedes aplicar como docente durante la primera semana de clases y que te pueden ayudar a ponerte en marcha a ti y tus alumnos.
1. Todo el mundo empieza desde cero
Las expectativas de un profesor sobre sus alumnos al inicio del curso pueden condicionar enormemente como estos se comportarán a lo largo del año y cual será su relación contigo. Empezar el curso con “etiquetas” preestablecidas de cada estudiante, como “el problemático”, “la aplicada” o “el nervioso”, no es recomendable.
Empieza el curso dando a cada estudiante la oportunidad de empezar desde cero, sin tener en cuenta cómo ha sido vuestra relación o su comportamiento en clase durante los cursos anteriores, quizás algunos de ellos te sorprenderán y aprovecharán la oportunidad para cambiar radicalmente.
2. Aborda desde el primer día las dudas y los miedos
Evitar el trabajo emocional a primeros del curso nos puede pasar factura a la larga. En cursos donde se producen cambios académicos –de la primaria a la ESO, el paso al bachillerato…–, es donde se suelen generar más incertidumbres y temores, como “seré capaz de hacer nuevos amigos?”, “tengo el nivel suficiente para estar en este curso?”, “conseguiré la nota que necesito para entrar a la carrera que quiero?”.
Un buen ejercicio para los primeros días puede consistir en que cada alumno escriba estas dudas en un papel y después los pongáis en común anónimamente entre toda la clase. Esto ayudará a hacerles darse cuenta que sus problemas no son los únicos y que es normal tener miedos a la hora de empezar un nuevo curso.
Un último consejo: Guarda estos textos para el año que viene y repártelos entre los nuevos alumnos el primer día de clase, así verán que los estudiantes que han estado en su situación un año antes también pasaron por el mismo y conigueron superarlos.
3. Da importancia al apartado visual
¿Las paredes del aula son acogedoras? ¿Reflejan los gustos y los intereses de vuestros estudiantes? Una buena primera impresión a menudo empieza con los elementos visuales de vuestra aula: los carteles, decoraciones y ayudas al aprendizaje que hacen que los estudiantes se sientan bienvenidos y despierten su curiosidad.
Poner imágenes, historias cortas y citas que presentan referentes y líderes de todos los ámbitos de la vida pueden servir de inspiración. El material curricular también tendría que reflejar la variedad estudiantil. Ajusta también las imágenes y los ejemplos para reflejar las diferentes culturas que tendrás entre los estudiantes. Por ejemplo, para fomentar las STEM entre las chicas, es importante que buscar referentes de científicas, inventoras o investigadoras mujeres que las puedan inspirar.
4. Dedica tiempo a las relaciones personales
Los estudiantes mejorarán su rendimiento académico si invertimos tiempo en crear un entorno de confianza y apoyo en el aula. Según indica un estudio de la University of Misuri y la University of Texas at Arlington, los profesores más efectivos son los que consiguen tener un equilibrio entre la relación de confianza y el rigor con el alumno. Según este estudio, las estudiantes que se sienten cómodas con su relación con el docente “se involucran en actividades académicas más exigentes, se comportan más apropiadamente para el entorno escolar, están realmente contentos de ver a su profesor, y cumplir o superar las expectativas del docente.”
El primer día de la escuela, puedes empezar con estrategias clásicas de creación de relaciones: jugar a algún juego para conocer los nombres –sobre todo cuando si se trata del inicio de un nuevo ciclo escolar– y planificar actividades de conocimiento. Después de romper el hielo, podemos invertir tiempo en actividades que promuevan un sentido de pertenencia para todos los estudiantes.
5. Crea con tus alumnos las normas de la clase
Al empezar un nuevo curso puedes sentirte tentado de querer llevar tú las riendas del aula firmemente y sin concesiones para demostrar tu liderazgo, pero esto puede acabar llevándote en una “lucha por el poder” durante el resto del año y poner una barrera entre tú y tus alumnos desde el primer día.
En lugar de esto, compartid el espacio: Invita tus alumnos a asumir responsabilidades sobre el funcionamiento del aula. Puede ser muy positivo negociar y elaborar conjuntamente con ellos y ellas “las reglas de la clase”, poner una serie de normas y directrices que te ayuden a velar por el buen funcionamiento del aula y, a la vez, también involucren el alumnado, incentivando así, su sentimiento de pertenencia a la clase.