Nuestro encuentro se produce durante la Vª Hackatón CIC-MIT, mientras el norteamericano hace lo que más le gusta: ver los alumnos tomar sus propias decisiones, escuchar su opinión y, solo si se lo piden, aconsejarlos. “Pero yo no les digo si lo hacen bien o mal – matiza enseguida- Si lo aciertan o no es irrelevante”.
Esto necesito que me lo explique algo más ¿Por qué considera irrelevante que lo acierten o no?
Porque lo más importante es que los chicos y chicas (en este caso de 3.º de la ESO hasta 2° de Bachillerato) lleven a cabo el proyecto que han elegido tal como ellos creen que hay que hacerlo y no a partir de las instrucciones que los pueda dar yo o cualquier otro docente.
¿Y es capaz de contenerse cuando ve claramente que están cometiendo un error?
Ha, ha, ha! Es que quizás no es un error. En esto los profesores y también los padres y madres tenemos que ser más humildes y entender que la manera como nosotros hemos hecho las cosas toda la vida no es la única manera de hacerlo. Los niños y jóvenes son altamente capaces de imaginar una de nueva o de inventar un nuevo uso totalmente diferente y dejarte con la boca abierta.
Intuyo que esto a usted le ha pasado.
Y tanto, en el MIT me ha pasado muchas veces. Una de las cosas que hacen mis equipos de estudiantes es desarrollar nuevas maneras de hacer una cosa o de solucionar un problema. En este contexto, a veces hemos encontrado que después de haber hecho una cosa siempre de una manera, un alumno lo hace de forma radicalmente diferente y le funciona. Como profesor, tienes que tener la capacidad de sorprenderte, aceptarlo y celebrarlo.
¿Por eso denomina a la hackatón, una “fiesta constructiva”? ¿Por la capacidad que tiene de despertar la inventiva del alumnado?
Exacto. Esto que pasa aquí dentro de ahora mismo -dice señalando la sala donde hay los alumnos trabajando- es una fiesta constructiva y también democrática. Aquí lo que importa es que todos puedan aportar ideas: decidir qué quieren y como lo quieren. E ir haciendo pruebas, pruebas en las cuales a veces lo acertarán y otros no. Al fin y al cabo, esto no es ninguna empresa. Es un entorno educativo y, por lo tanto, un entorno seguro donde todo el mundo puede equivocarse sin que pase absolutamente nada.
Entendido. En este contexto, ¿cuál tiene que ser el rol del maestro entonces?
De guía. Aconsejas pero no adoctrinas. Y ver en cada error del alumnado una oportunidad de aprendizaje para ellos. Se los puede decir: Ei, esto que habéis inventado y que os ha costado tanto de desarrollar está muy bien pero en el futuro, quizás si lo hacéis de esta otra manera os resultará más fácil. Así no los criticas ni tiras por tierra su esfuerzo. Simplemente, les haces una sugerencia porque lo puedan hacer mejor en el futuro. Todo es mejorable, Tesla es mejorable, todo puede ser mejor en el futuro, pero nunca se tiene que restar mérito a ningún intento de innovación.
Justo en este momento, Moriarty deja de hablar y mira un grupo de alumnos que acaban de salir de la sala para hacer una prueba de distancia para su proyecto de barco teledirigido. Después de la prueba, se está un rato conversando con ellos, removiendo cables y sensores, hablando de distancias y, al cabo de unos minutos, retomamos la conversación.
– ¿Has visto qué he hecho ahora? He parado la entrevista para ir a ver qué hacían. Somos los adultos quienes hemos parado y nos hemos adaptado a ellos. La educación de calidad, igual que la crianza de calidad, no se puede calendaritzar. No son los niños quienes tienen que ir al compás de nuestro calendario. La crianza y la enseñanza pasa de forma espontánea justo en el momento en que lo necesita el niño, no cuando tú lo planeas.
Usted es un firme defensor del aprendizaje práctico, lo hands on learning, en inglés ¿Por qué?
Cuando aprendes a conducir, necesitas pasar en algún momento de la teoría a la práctica. También hay un momento en que hay que darle un cuchillo al niño y hacerle cortar la carne. En mi opinión, enseñar no tiene tanto a ver con la transferencia de conocimiento como al apoderar los estudiantes para convertirlos en personas felices, saludables, productivas, creativas, imaginativas… Por qué gastamos tanto dinero en educación si no es para obtener estas resultados?
De hecho, ahora que lo pienso, el lema de su universidad es Mens et manus, mente y manos.
Que viene a decir que el intelecto tiene que ir acompañado de la práctica, que tienen que estar al mismo nivel e interactuar un con la otra. Para construir un mundo mejor, primero tenemos que imaginar este mundo y después ponerlo en práctica. Y ambas cosas no se pueden lograr si el alumno no se siente apoderado, es decir, capacidad para hacerlo o, cuando menos, para intentarlo. Y esto, no se mesura con exámenes ni con tests…
¿Es de los que eliminaría los exámenes, pues?
Es que las puntuaciones solo son útiles a los maestros y a los padres, en esta afán de los adultos para controlar las cosas. ¿Te han hecho alguna vez un examen a tu trabajo? ¿Te han puesto nota? ¿Cuál es tu examen? ¿Pues porque puntuamos los niños? El examen real es aquello que hacemos día a día, tu contribución al equipo, tus logros…
El aprendizaje STEAM va en esta línea ¿Cómo lo describiría usted?
Es un método que trabaja este apoderamiento. Y lo hace porque fomenta una dinámica que a mí me gusta mucho que ha sucedido aquí mismo, en este hackatón, hace solo un rato. Una chica ha resuelto un problema relacionado con un tema electrónico. Después, una chica de otro equipo ha tenido el mismo problema. He cogido a la primera chica y le he pedido que le explicara a la segunda como ella lo había resuelto. Este aprendizaje entre iguales es esencial y fomenta, además, el amor por la electrónica. Aquí no estamos enseñando electrónica sino fomentando el aprecio hacia ella.
En estas actividades también hay un equipo de mentores jóvenes que ayudan los chicos, algunos son alumnos suyos en el MIT.
Sí, los llevo por todo Europa. Para ellos es una buena experiencia, están mucho más cerca generacionalmente hablando de los alumnos. Y así el alumnado también ve como funcionamos al MIT en términos de comunidad, una comunidad en la cual yo no soy la autoridad. Todo el mundo habla y todo el mundo opina. Yo sé muchas cosas, sí, pero mis alumnos también me ayudan a mí en cosas que yo hace años que no practico, como por ejemplo, programar con arduino. El objetivo es que transmitan a los chicos su pasión y promover a los alumnos a jugar constructivamente ¿Sabes que el primer curso de ingeniería tiene lugar en la guardería?
¿Ah sí?
Sí, en la guardería muchas cosas de las que los niños aprenden están relacionadas con la ingeniería y aprenden jugando constructivamente. Y es curioso porque a la guardería el niño tiene opinión, puede idear cosas nuevas, se le anima a volverlo a probar cuando la torre de piezas de madera le cae… Y esto es el que hago en mis clases de ingeniería mecánica, diseño y fabricación y lo que promuevo en hackatones como esta: escuchar al estudiante, que tome decisiones, que haga un prototipo, que lo tire, que haga un de nuevo, alentarlo. No hay ninguna razón por la cual después todo esto se tenga que transformar en un aprendizaje de unidades cerradas, como si fuera una manufactura, y evaluar el conocimiento mediante macetas…. Mañana las familias vendrán a ver los prototipos que han ideado sus hijos y todo el mundo estará muy satisfecho. Yo también, está claro, pero no podré evitar sentirme un poco triste.
¿Por qué?
Por todos los alumnos que nunca tendrán la oportunidad de vivir una experiencia de aprendizaje constructivo como esta. Tenemos que promover activamente que este tipo de vivencias lleguen a todos y cada uno de los jóvenes.