1. ¿Qué es?
El pensamiento computacional es aquel que nos permite resolver problemas de la vida diaria aplicando elementos de la computación, como son el reconocimiento de patrones, la abstracción, los algoritmos o la descomposición.
Dicho así puede parecer complejo pero en realidad todos lo utilizamos de manera inconsciente cada día para llevar a cabo tareas domésticas, de higiene personal o de organización de nuestro tiempo. Lo tenemos tan incorporado que en la escuela a veces se hacen trabajos de pensamiento computacional sin que los maestros acaben de ser conscientes. Por ejemplo, cuando en clase se registra el tiempo que hace durante un mes y después se cuentan cuántos días ha llovido o ha hecho sol para hacer una gráfica, estamos usamos el pensamiento computacional.
2. Sin pantallas
Sí, quizás el término computacional puede dar a equívoco pero lo cierto es que este tipo de pensamiento se puede desarrollar perfectamente sin ordenadores, robots o tabletas, de aquí que se lo denomine “desenchufado”. ¿Qué se usa entonces? Pues todo tipo de materiales y herramientas analógicas como por ejemplo papeles, pelotas, lápices, dados, maderas, tarjetas, dados, juegos de mesa e incluso el propio cuerpo, para recrear, por ejemplo, patrones de danza.
Cómo veis son elementos clásicos de la educación infantil pero, a partir de primaria, a veces quedan relegados en un segundo término a favor de las pantallas. Conviene recordar que la manipulación de objetos siempre es estimulante para los niños/as a la vez que contribuye a integrar mejor aquello que están aprendiendo. No nos cansaremos de repetirlo: las manos, piensan.
Además, para llevar a cabo las actividades desenchufadas no hay que hacer grandes inversiones de dinero. Los recursos para poderlas desarrollar están al alcance de todas las escuelas.
3. ¿Qué aporta a los niños?
A los más pequeños, autonomía, es decir, actuar y pensar por sí mismos. Y también habilidades lingüísticas y numéricas. Pero también ayuda a desarrollar las capacidades de análisis y de organización, la resolución de problemas o el aprendizaje de técnicas de presentación. También es un gran estímulo para el desarrollo de competencias sociales, como la capacidad de trabajar en equipo, la empatía, la integración, la comunicación o la capacidad de aceptar las críticas.
A la vez, las actividades de pensamiento computacional desenchufado refuerzan habilidades interpersonales como la resiliencia, la responsabilidad individual, el compromiso, la curiosidad, la confianza en uno mismo y la autoreflexión.
4. Recursos en línea para la escuela y propuestas para las familias
Si eres maestro, tienes que saber que existen numerosos recursos en línea para trabajar el pensamiento computacional desenchufado. Os hemos seleccionado dos: estos de Programamos, en los cuales podéis ver cuánto jugo se le puede sacar al simple hecho de lavarnos las manos o cómo programar robots humanos. Se trata de unas actividades que forman parte de un curso que esta plataforma elaboró por la Junta de Andalucía y al cual podéis acceder si accedéis como invitados.
¡Atención padres y madres! Dad un vistazo a las propuestas de CS Unplugged. Hay algunas que se pueden hacer con una simple libreta de cuadrícula y otros que también podéis hacer en el exterior y con una pelota.
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