¿Cuándo y cómo descubres la robótica?
Cuando era pequeño y mi padre, que es ingeniero, iba de viaje, siempre me llevaba Legos y Fishertechniks. Me encantaban esos juegos que estaban pensados para hacer construcciones, aunque yo hacía robots. Después, cuando estudiaba Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universitat Politècnica de Catalunya, monté un robot industrial con ocho grados de libertad, era una réplica de un robot real de los que están en las cadenas de montaje de la industria.
¿En la universidad compartiste esta afición por los robots?
Con unos compañeros de Telecomunicaciones montamos la AESS, Asociación de Estudiantes de la UPC dedicada a la robótica y las nuevas tecnologías, desde donde organizamos talleres por los estudiantes de ingeniería de telecomunicaciones para que construyeran robots a tamaño real, paso a paso y de forma bastante artesanal. Con el dinero conseguido en los cursos financiábamos concursos de robots, una réplica de los que se hacían en el Japón que entonces era la potencia robótica. Era la primera vez que se hacía algo así en España y de las primeras a Europa. Fue un éxito, incluso la prensa se hizo eco. A pesar de que en aquella época no existía el sector de la robótica educativa como tal, ya veía los valores del trabajo en equipo, de aprender jugando y la multidisciplinariedad porque combina una parte mecánica, también de electrónica y programación.
¿Qué pasó desde los concursos de robótica de principios de los 90 hasta la creación de Ro-Botica?
En acabar la carrera trabajé por empresas del sector de la informática. Llegó un momento que estaba harto, además tenía el recuerdo y el gusanillo del que había disfrutado con la robótica en la universidad. Tenía ganas de emprender, de hacer algo nuevo y quería que estuviera relacionado con mi pasión. El 2006 mi hermana me llevó de Japón unos catálogos de kits de robots humanoides para montar. Me llamó la atención, era evidente que ya existía una industria como tal. Un año después constituyo oficialmente la empresa RO-BOTICA con el objetivo de comercializar robots de robótica educativa y personal, era un concepto amplio de robótica que hasta entonces no había existido. Fue apasionante, viajando e investigando por todo el mundo. Una de los primeros hitos fue convertirnos en distribuidores autorizados de Lego Education, orientada a la robótica educativa con unos precios más asequibles que los robots humanoides. El crecimiento de la empresa fue relativamente rápido, eran unos productos muy vistosos.
¿Cómo recibió el sector educativo esta nueva industria?
Éramos un polo de referencia, desde que abrimos el primer local el profesorado visitaba la showroom dónde mostrábamos los robots pero había que formarlos para que supieran cómo se tenían que estructurar las clases para sacar provecho de esta nueva herramienta estratégica que tenían a su alcance.
¿Qué hace tan especial la robótica?
La robótica era y es una herramienta clave para el fomento de las vocaciones científicas y tecnológicas , contribuye en una educación inclusiva y a la paridad. Se ha demostrado que los robots educativos gustan tanto a niños como niñas, el proceso de construcción, dar vida al robot robot, programarlo… es creativo y es más igualitario. Al principio, se interesaban más por la robótica educativa las universidades que los centros de primaria y secundaria, ahora ha cambiado la tendencia.
¿Cuál es su potencial?
Tiene un potencial increíble, permite trabajar en equipo, aprender haciendo y jugando, trabajar en base a proyectos y no memorísticamente, también hay una tarea de investigación, cuando diseñas y haces un robot no tienes todas las soluciones, funciona con prueba y error, y es muy autodidacto, no necesitas a un profesor para darte cuenta que el robot no hace el que habías previsto.
¿Cómo ha ido evolucionado el sector?
Ente los últimos 15 años ha habido muchos cambios con internet y las nuevas tecnologías. Desde hace un tiempo la robótica se ha popularizado, ahora se entiende que tiene un valor añadido y sobre todo se ha avanzado mucho en el uso curricular del robot. Con la robótica educativa llega un cambio de paradigma, además de aprender a programar, tecnología, pensamiento lógico… también se enseñan materias curriculares durante el proceso. Lo que habría que vencer son las reticencias de una parte del profesorado, porque hay otros que están predispuestos y preparados por el cambio, innovando en las tareas pedagógicas. A ellos lo que les va en contra son las leyes educativas que han sido un lastre, se parecen demasiado a las del siglo XIX. Confío que la nueva ley de Educación dará un paso en la buena dirección porque apuesta por los valores que incentivan la robótica educativa, además la digitalización ha ganado terreno y ha ido avanzando en hogares y escuelas.
¿Cuál es la situación de la robótica educativa en Catalunya?
Siempre habíamos sido referentes, aquí organizamos los primeros concursos de robots de España y Europa pero se ha perdido impulso. Falta un gran proyecto de robótica educativa de país y en cuanto a las licitaciones públicas ya no estamos en primera línea, las inversiones de los últimos años han estado insuficientes, lo que se ha ido haciendo es porque las escuelas, a menudo las AFA’s, han destinado recursos para ir financiando robots. En cambio otros comunidades autónomas invierten más.
¿Qué países lideran el sector actualmente?
En Europa tenemos Lego Education que es una empresa danesa, pero en general el mercado asiático es líder en robótica en general y en robótica educativa en particular. A los inicios Japón era pionera, después llegó Corea del Sur mejorando el producto y con precios más competitivos, es en quienes nos hemos reflejado históricamente, tienen productos pioneros y una industria muy potente, es un referente a pesar de ser un país relativamente pequeño. Ahora China es el país emergente que les está comiendo terreno.
¿Hacia donde irá la robótica educativa?
Cuesta prever lo que puede pasar pero estoy convencido que a los kits comerciales de robótica se les sumará la inteligencia artificial, tendrán un valor añadido, es un componente que le da una dimensión mucho más realista a los robots y los hace más entrañables, a pesar de hay ciertos riesgos que habría que controlar. Hemos entrado a una dinámica donde seguirán saliendo nuevos productos más avanzados y ocuparán más ámbitos curriculares.