Nefeli Kousi es miembro del DesignLab y estudiante de máster en ITECH Interaction Technology en la Universidad de Twente (Países Bajos).
Después de estudiar Informática y Telecomunicaciones en la Universidad de Atenas, trabajó cinco años como desarrolladora web hasta que optó por la tecnología de interacción. Ha participado en el Congreso EPDE, el foro académico y profesional sobre la enseñanza del diseño y la ingeniería, que se ha celebrado en Elisava, la Escola Superior de Disseny i Enginyeria de Barcelona.
Por qué este giro hacia la tecnología de interacción?
Cuando era desarrolladora trabajaba codificando, me di cuenta que prefería centrarme algo más en las personas, dedicarme a la manera como utilizamos la tecnología que producimos, se tecnología igualmente pero más aplicada y concreta.
¿En que consiste?
Mi trabajo es poco evidente. Cuando se piensa en robots todo el mundo se imagina materiales, formas, matemáticas y física, pero yo trabajo con historias y personas. Me interesa la interacción humana con el ordenador, saber qué es el que la persona necesita que haga el robot, no haciéndolos preguntas directas sino dejándolos explicar una historia. Se trata de hacer historias, construir palabras, improvisación, teatro, juegos de rol… es mi interpretación de la tecnología con un toque humano.
¿Qué papel pueden jugar los serious games en este proceso?
Son una pieza importante. Al DesingLab aterrizó un proyecto de la Unión Europea de colaboración transversal con varios gobiernos e institutos regionales europeos. Una parte del proyecto trataba de conceptualizar a través del juego algo que todavía no existiera, permitiendo a los participantes probar y experimentar un posible futuro. Trabajamos con expertos para crear escenarios basados en la investigación y desglosarlos en horizontes temporales de décadas. Durante las sesiones los participantes asumían roles e intentaban lograr unos objetivos en este futuro simulado. Después de haber jugado, vimos que la gente se sentía más libre para tratar temas que hasta entonces los costaban. El juego en si fue un gran escenario para tener estas discusiones. Se convirtió en una herramienta para visualizar de manera vívida algo que todavía no existía, tal como tenemos que hacer con las nuevas tecnologías.
¿Los serious games podrían ser una buena herramienta para la educación?
A menudo en el mundo de la educación es difícil implementar el cambio, por la carencia de recursos o por la rigidez de muchos sistemas educativos. Realmente creo que aprendemos jugando desde el nacimiento y esto no cambia con el tiempo, el que pasa es que dejamos de jugar. En las clases universitarias donde aplicamos juegos, funcionaron. Creo que es una buena herramienta para la educación en cualquier edad.
Otro ámbito que investigas es el diseño de robots con personalidad propia. ¿Cómo son estos robots?
Cualquier cosa que se mueve por sí sola tendemos a antropomorfizar-la, a asignarle uno intención y personalidad. Incluso robots sencillos como la Roomba, un robot aspirador, sus propietarios suelen ponerle un nombre. No necesitamos convertir las máquinas en humanos pero sí hay que diseñarlas para que logren los objetivos que se los ha asignado dentro de un contexto social, los robots tienen que tener en cuenta nuestras convenciones. Por lo tanto, acostumbro a no pensar tanto en que hará el robot sino en como lo hará, en su personalidad.
¿Aquí hay espacio para la cocreación?
Por supuesto. En estos equipos multidisciplinares, además de los ingenieros e informáticos tendría que haber grupos de usuarios y expertos en interacción. Especialmente, cuando se trata de robótica es extremadamente caro crear y después darse cuenta que no funciona, por eso son necesarias las aportaciones internas de los usuarios reales.
Los ‘serious games’ son una buena herramienta para cualquier edad
¿Cómo crees que serán los robots de aquí a 10 o 20 años?
Realmente no lo puedo saber. Creo que haremos algo nuevo y diferente que todavía estará en un contexto social humano. Actualmente estamos en una etapa muy temprana donde se nos permite imaginar mucho e intentar acertarla. No se trata solo del que necesitaremos de aquí a 10 años, sino del que basura ahora para que la robótica evolucione en los próximos años.
¿A estas alturas tenemos el que necesitamos?
Con la tecnología actual no tenemos una robótica que pueda existir en entornos sociales de forma independiente. Su uso a los hogares u hospitales, por ejemplo, todavía se tiene que optimizar. Hay un largo camino para recorrer en investigación, sobre todo para garantizar la aceptación de los usuarios.
Te apasiona la interacción humano-ordenador. ¿Qué dirías a las personas que temen esta combinación?
Para empezar diría que la tecnología no resuelve todos los problemas. Los ordenadores son solo herramientas que hacen que el trabajo sea más fácil y rápido. No creo que los ordenadores sean el problema, se trata de quién lo utiliza y como lo hace. En tecnologías de la información decimos que el error a menudo se encuentra entre el teclado y la silla. Muchas veces tener miedo de algo hace que lo utilices mal, así que invitaría la gente a respetar la tecnología y aprender a utilizarla bien para que puedan obtener los beneficios que ofrece y hacerlo con seguridad.
¿Te imaginas las tecnologías disruptivas de las que hablaremos en los próximos años?
Probablemente será algo nueva que todavía no conocemos. Hace 10 años todo era la gran web o el internet de las cosas (YATE), que se los ha encontrado unos buenos usos. Hace un par de años eran las criptomonedas que perturbaron el sector financiero, aunque no salió mucho bien. Creo que de aquí a 10 años habremos encontrado donde encaja realmente la inteligencia artificial (IA) y tendremos otra gran cosa.
¿Cuáles serán los perfiles profesionales relacionados con la tecnología que necesitaremos?
Está claro que el componente humano tendrá que estar presente. Vemos que cada vez se utiliza más la IA, esto hace que se necesiten personas que puedan crear instrucciones y modelos, harán falta perfiles multidisciplinarios, que no solo hagan una cosa. Los expertos son esenciales pero a medida que el trabajo se descentraliza y se internacionaliza, hacen falta más personas que puedan colaborar, entender diferentes culturas, lenguas y disciplinas.
¿Cómo tendría que evolucionar la educación para responder a las necesidades del futuro?
Es imprescindible la formación continuada de los educadores para que puedan responder a los nuevos adelantos y adaptarse a ellos. También se tendría que poder incidir en el currículum. Hasta ahora el sistema es bastante rígido, necesitaríamos más libertad para añadir nuevos elementos y poder llevar a cabo experimentos académicos. Las habilidades STEM también son muy importantes, tenemos que entender la tecnología y saberla utilizar, sino lo haremos mal.
¿Una opción para aprender pueden ser acciones como las de la asociación Lecturers Without Borders con la que colaboras?
El trabajo que hacen es muy valioso, polinizan la educación. La organización conecta científicos y escuelas de todo el mundo para que, cuando los investigadores viajan, puedan compartir sus conocimientos con escuelas e institutos locales. En realidad, esto es bastante raro, la mayoría a veces cuando tenemos un orador externo en el aula es una persona local, normalmente dentro de la misma universidad que utiliza enfoques y filosofías similares. ‘Lecturers Without Borders’ expone los estudiantes a nuevas ideas, enfoques y preguntas de investigación que suelen producirse en conferencias más costosas.
Las voces del Fixing the Future 2023
Precisamente, Lecturers Without Borders será uno de los proyectos protagonistas del Festival Fixing the Future, los días 12, 13 y 14 de octubre al Diseny Hub de Barcelona. El certamen mostrará 25 iniciativas que