El término educación STEM es relativamente reciente, en la educación primaria antes se hablaba de ciencias o de matemáticas, y ahora se está poniendo énfasis en la Ingeniería (E) y la Tecnología (T). Por la Digna Couso, profesora del departamento de Didàctica Matemàtica i Ciències Experimentals de la Universitat Autònoma de Barcelona e investigadora al ámbito de la educación STEM, tener un buen material educativo STEM es importante pero no el principal, “lo que marca la diferencia es lo que hace pensar, hablar, hacer y sentir”.
Hasta ahora en el ámbito científico-tecnológico hay poca diversidad en general –étnica, cultural o de procedencia–, sobre todo en términos de género, llegan pocas chicas y las mujeres no se retienen. Que en ámbitos como la informática y la computación haya pocas mujeres, genera un sesgo de base pero uno de los principales motivos para potenciar el interés por las disciplinas STEM es que, como evidenció la pandemia, es importante que la mayoría de la población tenga suficientes competencias STEM en general: debemos saber cuidarnos y cuidar del planeta.
Potenciando las vocaciones STEM
Antes de los 10 años es cuando el alumnado se autodefine y decide qué se le da bien y que no. Revertirlo después es complicado, los estudios muestran que hay estabilidad en las aspiraciones, una vez eligen o piensan que se los da bien de un ámbito, difícilmente eligen otro. El problema es que a menudo han decidido que las STEM no es su ámbito por motivos erróneos como “No soy suficiente bueno” o “a la gente que es como yo no los interesa esto”. A partir de este momento pierden el interés por estas materias.
Antes de los 10 años es cuando el alumnado decide que se le da bien y que no
La profesora Digna Couso propone 5 pautas para potenciar las vocaciones STEM.
- Más sensibilidad y menos actividades. Es importante saber ayudar a los estudiantes a construir los conocimientos STEM y ofrecerles actividades interesantes pero todavía lo es más tener sensibilidad para entender las dificultades del alumnado para interesarse o no por los contenidos científico-tecnológicos.
- Darle un aire más humanista a los contenidos científico-tecnológicos. Así se atrae al alumnado que de entrada no los interesan los ámbitos STEM y se forma mejor a quienes se refugian para evitar desarrollar competencias personales. Hay que hacerlos experimentar/vivir qué pueden aportar cada uno de ellos y como pueden tener éxito en las disciplinas STEM. La contextualización en retos sociales es clave: no es el mismo estudiar la contaminación analizando de que está hecho el aire sin más que si se hace diseñando un mecanismo o una campaña para reducir la contaminación.
- Entender por qué el alumnado cree que no tendrá éxito al ámbito STEM. Hay jóvenes que quieren hacer ciencias pero se desaniman porque creen que no son suficientes buenos. Esto depende de las expectativas, el que se supone que se espera de cada cual: niños que sacan un 5 en matemáticas creen que son buenas, en cambio niñas que sacan un 7 consideran que no son bastante buenas.
- Es tan importante lo que se dice como lo que no se dice. Muchos estereotipos que tiene el alumnado también los tiene el profesorado. Pensamientos del tipo “este alumno no está hecho para hacer ciencias” o “este alumno tan brillante qué desperdicio que quiera hacer arte… las disciplinas STEM son por todo el mundo en su sentido cultural, y una opción igual de legítima que cualquier otra. Tienen que saber que en las ciencias se necesitan personas con perfiles muy diferentes.
- Todo el mundo tiene que beneficiarse de las competencias STEM. Hay que tener un mínimo de conocimientos científico-tecnológicos y espíritu crítico para aplicarlos independientemente de la profesión a la que uno se dedique. La ciudadanía no puede alejarse de los conocimientos STEM si quiere estar protegida de los negacionismos, teorías conspiranóicas, pseudo-ciencias y fake news que nos rodean.
¿Qué hay que hacer para conectar con las chicas y los grupos minoritarios?
Nuria Solsona, química, doctora en Ciencias de la Educación y experta en historia de la ciencia y feminismo propone dos cambios que considera esenciales para conseguir que estos grupos se interesen a las disciplinas STEM.
- Cambia el contexto de aprendizaje tradicional. Se continúan utilizando contextos tradicionales, libros de texto para trabajar física, geología, química… Cámbialo. Puedes explicar todos los conceptos, ideas y modelos científicos cambiando el laboratorio escolar por una cocina escolar. Igualmente puedes explicar qué es un cambio físico, una sustancia o sus propiedades.
- Introduce contrarelatos i contranarrativas.Normalmente hablamos de introducir referentes femeninos para animar en las chicas y los grupos minoritarios, y que se interesen por las ciencias. Hacen falta relatos de éxito con personas, preferiblemente vivas, que expliquen las dificultades que han superado para llegar hasta dónde han llegado. Así las chicas y los grupos minoritarios se identificarán con estas dificultades y se darán cuenta que hay vías de solución.
Libros para despertar la curiosidad STEM
- L’evolución de la Calpurnia Tate de Jacqueline Kelly (Editorial La Galera, 2015). A finales del siglo XIX se espera que Calpurnia aprendiera cosas de señoritas como coser, cantar o tocar el piano… pero ella quiere descubrir el mundo. Será gracias a su abuelo que aprenderá a observar la naturaleza.
- Las chicas son guerreras: 25 rebeldes que cambiaron el mundo y Las chicas son de ciencias: 25 científicas que cambiaron el mundo de Irene Cívico y Sergio Parra con ilustraciones de Nuria Aparicio (Editorial Montena, 2017 y 2018). La oportunidad para conocer mujeres que han cambiado el mundo gracias a su valentía y sus descubrimientos científicos.
- Supermujeres superinventoras. Ideas brillantes que transformaron nuestra vida de Sandra Uve (Editorial Lunwerb, 2018). Perfecto para descubrir más de 90 mujeres que contra todo pronóstico explotaron su curiosidad y el afán para luchar por la igualdad y la libertad.